miércoles, 13 de junio de 2007

miradas imposibles memorias dementes

otro cuaderno de bitácora:

Chris Marker
pensador, mundonauta, escritor: cineasta

La realidad y lo real para quien resulta imposible observar el mundo sin que éste nos devuelva la mirada...





Chris Marker es probablemente uno de los cineastas desconocidos, tanto para el gran público como para muchos aficionados, más importante desde 1950.
Esa importancia radica, en primer lugar, porque cada uno de los documentales que Marker ha filmado son indefinibles e inclasificables.


El documental, si quisiéramos señalar su esencia, se propone en primer lugar ser objetivo. Cada documental de Marker es, ante todo, un estudio metacinematográfico sobre el poder, la relevancia y la objetividad de la imagen, en el que se pone en tela de juicio el propio género y sus intenciones. Una crítica interna del cine documental y de su autoproclamada verdad que no sólo se realiza de una manera lingüística, sino de forma visual, puesto que Marker distorsiona sutilmente las imágenes que captura, en una praxis Brechtiana avant la lettre, en la que a cada instante se nos estuviera avisando, esto no es la realidad, esto es cine, esto es y sólo puede ser una manipulación de la realidad.

El segundo punto importante en la obra de Marker es el aspecto laberíntico de cada uno de sus documentales, su división en partes separadas y aisladas, sin relación aparente, y la acumulación de diferentes líneas temáticas, entre las cuales se va saltando sin que parezca haber un motivo.

El cine documental de Marker, al contrario que la mayoría de obras afines, parece carecer de tesis previa, dando la impresión que ésta se construye por si sola ante los ojos del espectador y es un producto de su propio razonamiento, de sus divagaciones, precisamente mediante la acumulación/yuxtaposición continua de temas, imágenes, posibilidades.

De esta manera la obra de Marker es esencialmente abierta, inacabable e inabarcable.






Le Tombeau d' Alexander / The last bolchevique
http://www.trendesombras.com/num6/critica_tombeaualexandre.asp
http://www.trendesombras.com/num6/critica_lafelicidad.asp

El cine-tren de Medvekin en los años 30. Un cineasta hablando de otro cineasta.

Obviamente, dos profesionales en ese campo sólo pueden hablar de un tema, en concreto del ejercicio de esa profesión que consiste en trasmitir ideas, argumentos, sentimientos e impresiones mediante la utilización de imágenes y la secuencia en que éstas se encadenan.

Como medio de llegar a las masas, de educarlas, adoctrinarlas y conducirlas hacia la utopía que se estaba construyendo, Medvekin tuvo la idea genial de montar todo un estudio de filmación en un tren, en un ejemplo extremo de el “sacar el cine de los estudios” que tantas veces se ha repetido a lo largo de la historia del cine, y recorrer con el convoy la URSS a lo largo y ancho de su territorio.


La idea era tanto fotografiar la realidad sin distorsiones (otra de las ideas recurrentes en el cine), como conseguir, en cierta manera, que esa realidad se cinematografiara a sí misma.

Sin embargo, el problema de salir a buscar la verdad es que acaba uno por encontrarla.


La realidad con la que Medvekin y su equipo se topan es demoledora. Años tras la revolución, las condiciones del obrero y del campesino, aquellas clases que los bolcheviques habían venido a liberar, seguían siendo de absoluta miseria y explotación, sin que nadie hiciera nada por aliviarlas. La cámara de Medvekin así lo muestra y podemos decir sin temor que no miente, simplemente por un pequeño detalle. Medvekin como bolchevique convencido, se veía en la obligación de señalar y denunciar aquello que consideraba inaceptable, para que fuera corregido.
El cómo debía ser corregido, por supuesto es otra cuestión.


En este punto, Marker retorna, como era previsible a su tesis, a la oposición entre la realidad y lo créible, entre lo imaginado y lo existente. Enfrentados a un testimonio como el de Medvekin que contradecía los slogans del partido, la burocracia soviética tomó la decisión más sensata y ortodoxa.

Hacer desaparecer las películas.





Sans Soleil
http://www.trendesombras.com/num2/critica_sanssoleil.asp

Diario poético, cuaderno de viajes, ensayo filosófico, experimento narrativo, documental de creación, revisitación cinematográfica del venerable y olvidado género epistolar… Sans Soleil es Cine de amplio vuelo, complejo y fértil, que no despliega sus secretos ni expone desvergonzadamente sus mecanismos narrativos o formales.
En ella, fondo y forma convergen en una batería de sugerencias, preguntas y reflexiones sobre el mundo, la Historia y la memoria tan sólo equiparable al armamento de un Godard en plena forma.


Sans soleil es la vieja caja de recuerdos que guardamos debajo de la cama o en el último estante del armario, repleta de notas, apuntes e imágenes y que inesperadamente alguien descubre y curiosea con avidez. Ese alguien somos nosotros, espectadores, que levantamos su tapa para descubrir que está repleta de cicatrices.

«¿Quién ha dicho que el tiempo cura todas las heridas? Sería mejor decir que el tiempo cura todo menos las heridas.
Con el tiempo, el dolor de la separación pierde sus límites reales.
Con el tiempo, el cuerpo deseado pronto desaparecerá, y si el cuerpo que desea ha dejado ya de existir para el otro, entonces, lo que queda es una herida… sin cuerpo».

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