martes, 12 de junio de 2007

sobre rotos y descosidos

Luces y sombras. Reir para no llorar

El Roto (Andrés Rábago, Madrid, 1947) dibujante
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3396-2006-11-19.html
http://www.cceba.org.ar/evento/evento.pl?evento=433





Durante la dictadura de Franco se escondía bajo el seudónimo Ops, con el que publicó viñetas e ilustraciones en Hermano Lobo y Triunfo. Posteriormente decidió adoptar un segundo apodo, El Roto, por el que es conocido hoy en día.

"Hacía un dibujo roto, deshilvanado, mal hecho, y tenía personajes desastrados; por eso surgió este nombre", dice parco, parco como su trazo.
Dice que no, entonces. Que no es cruel. Que no es humorista sino que hace sátira. Que no es un editorialista, aunque dé opiniones políticas punzantes, porque "no sigo ninguna línea editorial".
- ¿Cómo elige los temas?

Me dejo llevar por mi intuición, por cosas que me interesa decir, nunca sigo los temas políticos de actualidad, trato temas de mediano plazo, de largo plazo, problemas que sé que van a estar ahí cierto tiempo.
- Y trata de tomar el punto de vista de gente de la calle.
Así es. No me interesan los personajes públicos: ya tienen sus vehículos y dicen lo que piensan.
-¿Usted es un vocero de los ciudadanos de la calle?
No. Tampoco se trata de usurpar su opinión; de algún modo formas parte de esa opinión. No eres su portavoz, eres uno de ellos.
¿Recoge opiniones, escucha lo que habla la calle?
Pues no, me muevo poco del estudio, soy una persona bastante solitaria, lo que procuro es tener mucho silencio alrededor. No tengo televisión, apenas oigo la radio, mantengo en mi entorno un silencio que me permite escuchar lo que está en el aire. Sería algo así como guardar silencio para poder oír.
- ¿Es un formador de opinión?
Más que formar opinión yo creo que expreso opinión. Me parece útil ayudar a que la opinión que ya está formada en una persona cristalice y tome forma. No estás formando opinión, estás ayudando a que salga a la luz.


Ha ejercido como guionista, escenógrafo, pintor e historietista.
No se autorreconoce como humorista, prefiere decir que practica la sátira.
Ha procurado reflejar la realidad social, siempre desde un punto de vista crítico y satírico, con el que muestra la visión de una vida que está llena de contradicciones.


No es de extrañar que las banderas proclamen que juran que no tienen nada que ver con aquellos que las agitan.
Desgracia de ser hombre. Desgracia de las proclamas y de los convencimientos estériles que sólo conducen al crimen. Sea.

Sus viñetas son clásicas y todo ciudadano debería albergar una de ellas en algún lugar se su indumentaria como habitáculo donde refugiarse de sí mismo y de los otros. Sea


Los protagonistas de sus viñetas generalmente no tienen rostro. ¿Por qué?
–Porque no me interesan los individuos concretos sino los arquetipos. Por eso, o bien miran de costado, o están de espaldas. Son intercambiables...
¿De dónde viene esa necesidad de subrayar que lo suyo no es el humor sino la sátira?
–Porque siempre me ha interesado un dibujo reflexivo, nunca he buscado el ejercicio del humor. Lo que a mí me interesa desde hace mucho tiempo es ayudar a crear una estructura de pensamiento. Y la sátira es muy útil en ese sentido. Ayuda a clarificar zonas confusas, dado que es un lenguaje en blanco y negro, con zonas muy precisas. Por eso es que ayuda a romper esa especie de magma en el que nos movemos, donde es difícil saber cómo son las cosas, qué es verdad y qué es mentira, por culpa de los intereses de medios y los poderosos, que buscan justamente eso, crear confusión. La sátira ayuda a romper esas zonas grises, a clarificar.
¿Y por qué entonces es que parece preferir siempre la oscuridad?
–Es que la sátira tiene invariablemente una mirada más sesgada de las cosas. Está claro que en el mundo hay cosas más o menos luminosas, pero la sátira no se ocupa de eso. Por eso es que puedes parecer pesimista cuando no lo eres. Lo puedo resumir de esta manera:
dibujo oscuro para ver claro.


La verdadera oscuridad
Por Quino

" Admiro a El Roto desde que firmaba como Ops en una vieja revista llamada Hermano Lobo.
Tal cual dice Goytisolo en el prólogo de Vocabulario figurado, sus dibujos están muy emparentados con Goya.
Pero además creo que sigue la tradición de los humoristas españoles, capaces de pasar rápidamente de la ternura a la brutalidad.
Es que España es así. Cuando uno ve una foto de una plaza de toros, es notable la diferencia entre luz y sombra.
Cuando uno está en Madrid se da cuenta de que realmente es así: la sombra es verdadera oscuridad y el sol enceguece. El Roto también es muy así. Y la parte oscura la maneja muy bien. Por eso su estilo gráfico es como de fotos quemadas.
El suyo es ese tipo de humor, como el de Chaplin, del que uno se ríe para no echarse a llorar".





A la manera de un Sócrates contemporáneo, El Roto considera que su misión, como la del filósofo girego, es ayudar a parir las ideas gestadas en el interior de cada individuo.


"Cuando el dibujo se convierte en una profesión y no en un vehículo, cuando es apenas un medio más que utilizas para comunicarte con los otros, en ese momento estás perdiendo una parte muy importante de tu libertad.

La profesionalización es de alguna manera una mercantilización de territorios que deben ser conservados en toda su pureza. Y una vez que esos terrenos han sido de algún modo prostituídos es muy difícil recuperar ese lenguaje para una utilización más elevada.

No obstante yo soy enormemente optimista. Cada uno de nosotros somos un mundo virgen y debemos procurar mantener esa virginidad. En cada uno de nosotros existe la potencialidad de lo no creado aún, y debemos esforzarnos en mantener esa potencialidad y llevarla hasta donde seamos capaces.

Pero hemos hablado reiteradamente del miedo.
El miedo es el núcleo esencial del sistema del pensamiento del ego. Es el territorio que hay que expurgar, en el que realmente se dirimen las grandes batallas.

La lucha contra el ego y todo lo que éste conlleva, con sus miedos y miserias, es el verdadero territorio de la lucha de cada uno de nosotros.
Eso ya lo definieron los antiguos muy bien: el autoconocimiento es la clave. Y no hay otra.".





Hay hombres que manipulan armas, esos son peligrosos.


Hay otros que manipulan mentes, esos son letales.

No hay comentarios: